Se trata de un personaje que vivió en épocas
pretéritas en diferentes pueblos del Huila. Era un enigmático hombre que
vestía de negro y se ponía un gran sombrero del mismo color, montaba un
brioso caballo también negro que se confundía con la noche, no hablaba
con nadie y a nadie le hacía daño; aparecía y desaparecía como por
encanto.
Físicamente se le describe como un hombre maduro, con
un sombrero grande, bien vestido, de rostro sombrío y en actitud de
observación permanente.
En el libro Mitos y Leyendas de Colombia, de Iván Salazar Duque, se hace referencia al a trilogía del vestido negro, así:
Fue famoso en Medellín en 1837, cuando recorría todas
las calles. Aparecía cuatro o cinco viernes seguidos, volvía a aparecer
uno o dos meses después. Parece que fuera el sombrerón, el espanto
propio de Medellín.
Se aparecía de improviso y de improviso también
volvía a desaparecer. Solía hacer sus mas frecuentes apariciones los
días viernes en especial los de cuaresma y el viernes santo.
Hacía sus galopantes y ruidosas apariciones silbando,
rastrillando su mula y dejando oír el arrastrar de las cadenas de sus
perros por casi todas las calles empedradas de Medellín antiguo, (1800 a
1900).
Hay crónicas también de sus andanzas por pueblos del
suroeste como Andes, Bolívar y Jardín y por los poblados a orillas de
los ríos San Juan y Baudó.
En otras regiones colombianas como el Tolima, el
Huila y al oriente del Valle del Cauca, se le denomina como El Jinete
Negro, y se le describe en forma muy similar a como hemos descrito hasta
aquí.
Tomado de Mitos y Leyendas de los Andes Huilenses de Bolívar Sánchez Valencia.
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